A M.
Bebamos, incansables, nuestras cañas
las horas se diluyen como espuma
mientras que nuestros pasos en las calles
persiguen presurosos una ruta
que surca los portales semioscuros
los quicios bienhallados del deseo.
Vivamos el momento en que las ganas
escapan por la comisura de los labios
antes que el tiempo cruel y pasajero
desnude de emociones los mensajes
del whatsapp testimonio del idilio
y esconda entre las lanas del invierno
los muslos que ahora, libres,
acoges venturoso entre tus manos.
Gocemos del verano bendecido
alcemos hacia Eros nuestro cáliz
que lleno de saliva compartida
ofrenda es a la noche, rutilante.
Vuelve a otros poemas