Ser distinta.
No tanto hacer realidad los sueños
que de tan gastados
se han vuelto costumbre,
han perdido lustre,
son ahora
un juguete amarillo
en su caja sin abrir.
Es , más bien,
pensar como del otro lado,
dar la vuelta al jersey,
teñirse de rubia,
abrirse de piernas
y cerrarse los miedos.
Ser la causante de un gran desaguisado
generar una crisis mundial
y no tener miedo en reivindicar
la responsabilidad en ello.
Vivir fuera de la horrible aurea mediocritas
de la vida segura, descafeinada,
profiláctica, anestesiada…
En su lugar,
o el extremo consumido
o el desaforado intento de atrapar el instante…